Cuando la comida controla tu vida
Uno de los principales problemas al que se enfrentan muchas personas que tienen sobrepeso y que han hecho tantas y tantas dietas es que terminan generando en sí mismas un patrón nocivo con la comida, que suele derivar en una mala relación con la comida y por ende, consigo mismas.
Termina convirtiéndose en una batalla contra la comida, aparentemente, porque donde se libra la batalla realmente es en su interior, y terminan sufriendo por la comida de día y de noche, un sufrimiento constante que ocupa gran parte de su atención y se vuelve obsesivo.
Dentro de esta mala relación con la comida encontramos muchos comportamientos disfuncionales que te hacen sufrir, porque el foco constante está puesto en la comida. Es posible que te puedas ver en alguno de ellos o en varios:
- Picoteo constante diario
- Atracón esporádico
- Atracones constantes
- Sensación de estar siempre llena
- Sentimiento de culpabilidad por comer
- Comer grandes cantidades de comida
- Pensar todo el día en comida
- Comer alimentos que te sientan mal
- Comer sin hambre
De alguna manera, te sientes “esclavo/a” de la comida, sientes que ocupa tanto espacio en tu vida que te genera más estrés y ansiedad y por lo tanto no te sientes libre, sino presa de tus propios comportamientos.
Juzgarte constantemente y culpabilizarte no solucionará el problema, sino que lo agravará aún más.
El primer paso para cambiar una conducta es reconocer que está ocurriendo en ti, dejar de ocultártelo a ti mismo/a y de esconderlo para comenzar a ponerle luz, claridad y así comenzar a trabajarlo.
Este castigo constante, este reproche hacia ti mismo/a, esta frustración, probablemente nace porque eres consciente de que está pero no sabes cómo cambiarlo y te embarcas en hacer una nueva dieta, en volver a restringirte para solucionar el problema del peso, tratar de “controlar” estos comportamientos.
El problema es que el control, solo te lleva al descontrol, al igual que lo hace un péndulo, oscilas de un comportamiento a otro y llega a convertirse en un hábito, en algo que tu cerebro aprende y que funciona en piloto automático sin que tú tengas el verdadero control sobre ello.
Parece que lo controlas, pero cuanto más control aplicas, más se descontrola, porque se vuelve obsesivo, te pasas el día pensando en comida, en aquello que más te prohibes.
Toda esta relación disfuncional con la comida hace que tu autoestima caiga en picado, empiezas a rechazar tu cuerpo, porque no te gusta, a odiarte por tus malos comportamientos, a pensar que hay algo roto en ti, a pensar que no eres válido/a, a compararte con otros y a rechazarte hasta tal punto que terminas desfragmentándote.
Los alimentos tienen un impacto en tu cuerpo, sin duda, y es importante lo que ingieres, pero lo que verdaderamente va a transformarte es que vayas un paso más allá, un paso más adentro, entender porqué ocurre lo que ocurre en tu interior, qué es es lo que verdaderamente lo que desencadena los comportamientos que no te gustan.
Entonces, ¿cuál es la solución?
- Responsabilidad. Hacer consciente lo inconsciente, comprender los patrones condicionados que tu cerebro ha aprendido a base de repetición y sobre todo hacerte responsable de ello. Deja de culpar a lo externo (que es la postura más fácil y la que te separa de obtener un verdadero cambio) y empieza a mirar hacia ti.
Preguntas que te ayudarán:
¿Qué puedo hacer yo en esta situación?
¿Qué si está bajo mi control? - Foco. Cambiar el foco de atención. Dejar de focalizarte en el problema para ponerlo en la solución, allí donde pones el foco, pones tu energía y eso se expande, se incrementa.
Preguntas que te ayudarán a poner foco en las oportunidades:
¿Cuál es el regalo que tiene esta situación para mi?
¿Qué quiero potenciar en mi vida? - Gratitud. Ser agradecido/a. Siempre hay algo positivo en toda conducta, aunque la consideremos como inapropiada, tiene una intención positiva para ti, aquello que te incomoda, es el punto perfecto para indagar.
Ejercicio para la reflexión:
Escribe 10 cosas por las que puedas sentir gratitud. - Aprendizaje. Las situaciones que acontecen en tu vida no son casualidad, la vida es tu maestra, te muestra el camino. Es más, una situación que vives y no aprendes, la vida te la repite para que aprendas la lección. Chocamos siempre con la misma piedra, hasta que es vista, son los patrones.
Ejercicio para la reflexión:
Piensa en una circunstancia adversa que hayas superado en tu vida, y de la cual te sientas orgulloso/a.
¿Qué aprendiste de esa situación?
Aplicar en tu día a día estos puntos te van a ayudar a convertir los obstáculos que ves hoy en día en tu mala relación con la comida en una oportunidad de éxito, de ser una persona más fuerte y sabia.